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"Las Médulas: Patrimonio de la Humanidad"

Ancla 51
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La minería del Oro:

El parque arqueológico de Las Médulas es uno de los restos mineros más importantes de la época romana. Los antiguos montes Medulios, por medio de la ingeniería romana y con el esfuerzo de miles de esclavos y asalariados por conseguir el preciado metal dorado, se han convertido en un singular paisaje en una antigua zona de castros celtíberos que posteriormente fueron romanizados como la villa de Pedreiras en el Lago de Carucedo o el poblado metalúrgico de Orellán.

Para las mediciones topográficas utilizaban la dioptrae, taquímetro utilizado para calcular las distancias y sacar los niveles, ayudándose con el chorobates, una especie de regla cuadrada de madera de unos veinte pies (5.920mm). Otras herramientas utilizadas eran la punterola, la batea y la lucerna.

La orografía les causo grandes problemas, tuvieron que excavar en la roca túneles para transportar el agua y también se vieron obligados a demoler rocas. Para demoler una roca, la calentaban quemando en su superficie grandes cantidades de brezo y a continuación derramaban encima agua mezclada con sal y vinagre, con lo que la roca estallaba y se iba desquebrajando.

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Red hidráulica y explotación:

El proceso de extracción empleado dio lugar a diversos canales, que eran empleados para la evacuación de estériles, sobre todo cuando la extracción se realizada en cotas superiores, como se aprecia en el paraje llamado Lagua D´Eres.

La mina de Las Médulas se construyó sobre un yacimiento aluvial (secundarios), formado por limos, arenas y cantos rodados. Procede de otros yacimientos en roca (primarios), arrastrados y depositados por corrientes de agua durante el Mioceno, finales de la edad terciaria.

El yacimiento fue explotado desde finales del S I a.C. hasta finales del siglo II d.C. Se trata de un yacimiento enorme y tenia una altura considerable. Debido al espesor del aluvión los romanos recurrieron al agua para poder explotar el yacimiento. Los romanos eran unos ingenieros excepcionales y tenían un poder sobre el agua inigualable.

Para la obtención del oro, utilizaban unos dos millones de metros cúbicos de agua al año. Durante los trescientos años que duró la explotación, posiblemente se trate de la red hidráulica más grande del mundo romano, unos trescientos treinta kilómetros de canales llamados corrugios, así llamados porque iban serpenteando las vertientes norte y sur de los montes Aquilianos para poder captar el agua de las cumbres de los ríos, algunas a más de dos mil metros de altura y a unos cien kilómetros de distancia.

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Los agogae o lavaderos:

Se calcula que se extrajeron aproximadamente 7 toneladas de oro. La mano de obra necesaria se calcula en varios miles de trabajadores, la mayoría astures tanto asalariados como esclavos, además de esclavos africanos.

Para poder mover toda esa ingente cantidad de monte y poder eliminar la capa superficial, constituyeron ocho canales para traer el agua de los ríos Sil y Cabrera. Así a través de embalses, con compuertas y canales secundarios, iban poco a poco derrumbando el monte, lavándolo para obtener el preciado oro. El desnivel obtenido en los canales no superaba el 0,5% por kilómetro; la anchura del canal era de 90 a 150 cm y la altura del agua transportada era de 10 a 20 cm.

El proceso de lavado, se realizaba en el llano, excavaban zanjas en el suelo, por las que discurría el agua y en intervalos las cubrían con urces o brezo; los laterales de las zanjas estaban cubiertos con tablas y si el terreno lo requería utilizaban canales aéreos. El agua dejaba en los filtros vegetales la mena de oro. El proceso finalizaba secando y quemando el brezo, cuyas cenizas se lavaban sobre un cauce de césped herboso para que se depositara el oro.

Leyenda y realidad:

Cuenta la leyenda que en el pueblo de Las Médulas fue el caudillo astur Médulo quien desde lo alto de las montañas hizo frente a las legiones romanas, pero la superioridad de éstas termino con la resistencia nativa, cuyos hombres prefirieron la muerte por fuego y veneno (de tejo) antes que la rendición, dando así origen al nombre de Las Médulas.

El poblado de Orellán esta asentado junto a una brecha ferruginosa de la que extraían el mineral para después fundirlo y posteriormente fraguar con el las herramientas empleadas en los trabajos de extracción del oro. La Villa de Pedreiras, parece que estaba habitada por los romanos que se encargaban de la gestión y explotación del yacimiento.

La ruina montiun, era el sistema de derrumbe llamado así por Plinio el Viejo, que fue utilizado en las Médulas, donde las capas más ricas de conglomerado aurífico se encontraban en la parte inferior del monte. El sistema estaba basado en dos técnicas: primero se excavaban galerías para debilitar el sector de monte que deseaban derrumbar y después el agua irrumpía con fuerza y, al inundar las galerías, comprimía el aire y este actuaba como un ariete demoliendo la zona acotada.

las medulas y el lago sumido

La Casa del Parque de Las Médulas:

En Carucedo se encuentra la Casa del Parque. Si entendemos por natural lo original, lo intacto, posiblemente entonces, el Monumento Natural de Las Médulas sea el menos natural de los espacios pertenecientes a la Red de Espacios Protegidos de Castilla y León, puesto que ha sido precisamente el ser humano quien ha propiciado, con su profunda transformación del medio, el paisaje actual. Esta antigua mina de oro romana, la mayor del Imperio, es hoy en día objeto de protección y puesta en valor.

Pero su ritmo de explotación y los medios empleados contrastan con los de la técnica actual y los de la propia naturaleza. En los últimos años, los avances científicos y tecnológicos desarrollados por el ser humano provocan que la incidencia de su actividad sobre el medio que le rodea sea tan rápida, tan impactante, que la naturaleza no pueda amortiguar su efecto. Ante la capacidad alteradora del ser humano cualquier esfuerzo de la naturaleza apenas se aprecia. 

Tres ritmos y tres colores expresan los contenidos de la exposición de la Casa del Parque de Las Médulas. El ritmo de los trabajos de la mina romana –naranja-, el ritmo de la naturaleza –verde- y el ritmo de los avances tecnológicos- rojo-, nos acercan a descubrir y conocer cómo el ser humano transforma el medio que le rodea creando nuevos paisajes. Esta transformación y la responsabilidad de conseguir un futuro sostenible son los protagonistas de la muestra.

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